La salud gastrointestinal depende del estrés
Dispepsia
La dispepsia es una enfermedad que se da en un 20-30% de la población, con una incidencia anual del 5%. Representa el 2-5% de los motivos de consulta en atención primaria.
El término dispepsia es un término sintomático: se refiere a las molestias y/o dolor localizados en la parte alta del abdomen. Estas molestias pueden acompañarse, con más o menos frecuencia e intensidad, de náuseas, hinchazón abdominal, acidez, digestión pesada, eructos, regurgitaciones y vómitos. Algunas personas presentan tan sólo dolor y otras hinchazón, acidez o de náuseas, mientras que otras tienen indigestión, pero en general todas presentan cierto dolor en esta zona del abdomen.
Algunas veces los síntomas se producen después de una comida excesiva o muy condimentada, otras por consumir café, alcohol o tabaco, y en otras por tomar ciertos medicamentos que lesionan la mucosa gástrica, como el ácido acetilsalicílico u otros antiinflamatorios.
• En ocasiones, la dispepsia se produce cuando hay algunos problemas psicológicos (estrés, ansiedad, depresión, etc.).
• La dispepsia puede causar una úlcera gástrica o duodenal, a menudo asociada a la presencia de Helicobacter pylori.
• Otra posible causa de la dispepsia es la presencia de una tumoración, que suele ir acompañada de una sintomatología característica, como pérdida de peso no intencionada, disfagia, sangrado o anemia.
* Cuando no se encuentra una causa clara que explique el porqué de estas molestias, nos hallamos ante la dispepsia funcional o idiopática.
Tratamiento
Habitualmente, se le debe realizar una endoscopia al paciente y el tratamiento variará en función de su resultado. Tras realizar la endoscopia, la mayor parte de los pacientes presenta dispepsia funcional, esto es, sin causa aparente, por lo que se suele indicar el tratamiento más adecuado a sus síntomas. Este tratamiento podrá incluir fármacos antisecretores y procinéticos. En el tratamiento de la dispepsia sin causa aparente se recomienda evitar el estrés y pueden ser de utilidad las terapias de apoyo psicológico.
La úlcera por H. pylori se trata habitualmente con fármacos para eliminar esta bacteria, reducir el ácido del estómago y proteger la capa que lo recubre. Para eliminar el H. pylori se utilizan diversas combinaciones de tratamientos.
La más efectiva y simple es la denominada terapia triple, con dos antibióticos y un supresor del ácido. Es muy importante un buen cumplimiento terapéutico para no reducir la eficacia de la terapia ni generar resistencias del germen al antibiótico.
Dispepsia funcional
A pesar de la escasa evidencia científica disponible, modificar determinados hábitos de vida no saludables puede ser beneficioso: dejar de fumar, evitar alimentos que causen molestias y empeoren los síntomas, evitar el café, el alcohol, etc. También es importante en la medida de lo posible reducir al máximo el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Es tarea de los profesionales sanitarios ayudar al paciente a identificar y modificar los posibles factores desencadenantes, así como promover unos hábitos de vida saludables.
Estreñimiento
El estreñimiento se presenta cuando la defecación es difícil de modo persistente, infrecuente o bien incompleta.
Consiste en el paso de heces duras, defecación dolorosa o con una frecuencia inferior a 3 veces por semana, acompañándose o no de incontinencia fecal. Los estudios realizados en los últimos años refieren una prevalencia de este problema en el 15-37% de las poblaciones pediátricas consideradas. Cualquier definición de estreñimiento en el niño, posiblemente, sea arbitraria y depende de la percepción subjetiva del síntoma por parte del paciente y de sus padres.
En la mayoría de los casos se trata de un estreñimiento idiopático.
En el caso del lactante alimentado con leche materna es poco frecuente, mientras que resulta más frecuente en lactantes alimentados con leches de fórmula.
Es importante no olvidar que la administración de ciertos medicamentos puede producir estreñimiento. Algunos de los más habituales son los siguientes: analgésicos opiáceos (sobre todo, la codeína). También otros analgésicos, como el diflunisal y el ácido acetilsalicílico (AAS), antiácidos que contengan sales de aluminio, fármacos con efectos anticolinérgicos (antiespasmódicos, anfetaminas, antidepresivos tricíclicos, antipsicóticos, antiparkinsonianos), carbonato de calcio colestiramina, IMAO, bloqueadores ganglionares, cationes como Fe, Al y Ca, anticonvulsivantes, antagonistas del calcio, isoniacida, abuso o uso crónico de laxantes, piridoxina, metales pesados, sulfato de bario, vitamina D, relajantes musculares, antihistamínicos, diuréticos sucralfato y sales de bismuto.
Tratamiento dietético
Para evitar el estreñimiento en el lactante es importante una reconstitución adecuada de la leche de fórmula y, tan pronto como sea posible, introducir en la alimentación el consumo de alimentos ricos en fibra (frutas y verduras).
Ya en el adulto, la principal recomendación respecto a los hábitos alimentarios es establecer una ingesta adecuada de fibra y líquidos, en el contexto de una dieta equilibrada
Es importante la interacción entre la fibra soluble y la insoluble, pues la matriz constituida por la fibra insoluble facilita el contacto entre las bacterias y la porción soluble para su fermentación. La mayoría de los alimentos contiene una mezcla de fibra insoluble y soluble, constituyendo la porción soluble el 25-35% de la fibra total.
La indicación actualmente más aceptada de ingesta de fibra en población pediátrica es, entre los 3 y los 20 años de edad, una ingesta mínima equivalente a la edad del niño en años + 5 (= g de fibra al día), con una cantidad límite de la edad en años + 10 (American Health Foundation). Esta indicación es similar a la establecida por la American Academy of Pediatrics, de 0,5 g/kg/día hasta la edad de 10 años. El límite superior corresponde a las indicaciones de 10-12 g/1.000 kcal. Se recomienda, además, que esta cantidad se alcance mediante el consumo de alimentos que aporten también minerales y vitaminas, como las frutas, vegetales, legumbres y cereales, más que con suplementos de fibra purificados. En lactantes se indica, a partir de los 6 meses, una introducción progresiva de fibra dietética en forma de frutas y vegetales hasta llegar a 5 g/día.
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